viernes, 13 de junio de 2008

IGLESIA

"Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna mísera caseta
al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas,
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y la vida,
otro milagro de la primavera".
A un olmo seco. Antonio Machado (1875-1939)
Frumales. Iglesia. Septiembre 2007

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